El Dr. en Ciencias Físicas Aníbal Gattone brindó una entrevista acerca de la revista de divulgación científica que dirige.
El diccionario de la Real Academia Española define el término divulgar como
“publicar, extender, poner al alcance del público algo”.
La divulgación, por lo general, está asociada a la ciencia. En ese caso, es lo
que se conoce como divulgación científica. Una tarea que se desarrolla para
“poner al alcance del público” los conocimientos científicos. Conocimientos que
originalmente contienen términos técnicos propios de cada disciplina
científica.
En esta labor se
encuentra desde finales de la década de 1980 la revista Ciencia Hoy. Nacida al
calor del contexto del fin de la Guerra Fría y la posterior reconfiguración
de la ciencia a nivel mundial, su director, el Dr. Aníbal Gattone detalló su
nacimiento: “en la década del ’80
cayó el Muro de Berlin, la Guerra Fría se desarmó y la justificación de la
ciencia que hubo desde la posguerra como el arma estratégica para superar
dificultades geopolíticas empezó a desaparecer. Si no justificabas por qué
necesitabas plata… acordate que los científicos funcionamos con plata que no
producimos, en general. El movimiento actual es que sí tenemos que producirla,
pero en aquella época era con plata de los gobiernos. Como la Guerra Fría se
acababa había que justificar un poco más
fuerte cuál era tu capacidad de requerir financiación. La divulgación, que
hasta ese momento había sido casi totalmente ignorada, empezó a crecer. Primero
creció en el Hemisferio Norte: Europa y Estados Unidos. Empezaron a difundir los
científicos cada vez más lo que estaban haciendo para que la gente lo supiera
para que los financiaran y la ola llegó a Argentina”.
La situación argentina era y es diferente a la de las potencias mundiales. No se
trata de un país con avances científicos orientados a las cuestiones de defensa
como los casos de Estados Unidos o Israel, entre otros. Sí recibía
financiamiento por razones estratégicas la Comisión Nacional de Energía Atómica
(CNEA) para el desarrollo nuclear, pero de tipo pacífico para la generación de
energía eléctrica mediante la fisión nuclear.
“Lo que aprendimos es que si no hacíamos conocer lo que estábamos haciendo
nos iba a tragar la indiferencia de la sociedad y la no necesidad de hacer
investigación científica. Nació con ese propósito, divulgar el conocimiento. En
ese momento [finales de la década de 1980], era una tarea que casi no se hacía.
El periodismo científico no existía como tal”, se explayó el Dr. en Ciencias
Físicas Anibal Gattone.
No obstante, la colaboración de un científico europeo asentado en Brasil
fue un motor para el nacimiento de Ciencia Hoy. En 1982 el físico italiano
Ennio Candotti, presidente de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la
Ciencia, fundó en el vecino país la revista de divulgación científica Ciencia Hoje con la idea de extenderla al resto de Latinoamérica. Por esa razón, en
1986 visitó la Argentina por primera vez para traer la propuesta de una edición
similar en castellano orientada a la divulgación de la ciencia desarrollada en
el país.
La idea dio frutos a comienzos de 1988, con Gattone en el país luego de su
estadía académica en la Universidad de Indiana (Estados Unidos). Con el nombre
castellanizado de Ciencia Hoy y con la conformación de una asociación civil que
la respalda integrada por socios y comisiones directivas.
La recepción de trabajos de investigación
A la indagación acerca de cómo desde Ciencia Hoy seleccionan trabajos de
investigación para luego ser publicados, el Dr. Gattone lo explicó de la
siguiente manera: “el sistema es oferta espontánea. Al principio había una
cierta demanda en donde se le pedía a la gente que nos envíe sus
contribuciones. De hecho, todavía hasta cierto punto lo seguimos haciendo, pero
la oferta espontánea era bastante amplia y generalizada. Nosotros no publicamos
nada nuevo, sólo divulgamos conocimiento establecido, aquel que haya sido
publicado técnicamente. Lo que nos hacen llegar es un relato del contenido de
esa investigación, no la investigación en sí, sólo el relato. Tenemos un
conjunto de editores que toma ese relato y lo transforman, lo devuelven, nos
ponemos de acuerdo y finalmente se publica”.
Con el número 181 la revista Ciencia Hoy celebra sus 25 años de vida. Una
publicación que recibe contribuciones de universidades de la zona centro del
país, en gran parte. Es decir, de científicos de la UBA (Universidad de Buenos
Aires), la UNC (Universidad Nacional de Córdoba) y de la UNLP (Universidad
Nacional de la Plata). Además de
universidades e institutos de formación más recientes que también envían sus
contribuciones.
“La revista tiene suscriptores como los tiene cualquier publicación que
trata de autosostenerse. Si bien se pueden comprar los números individuales la
idea es tener suscriptores que se suscriban por un año. Un año son seis números,
porque la revista tiene salida bimestral y se le ofrece el acceso on line, también. Es un mecanismo sencillo de
oferta comercial”, aseguró Gattone, docente en carreras de posgrado de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). No obstante, hasta hace un año también se
podía adquirir Ciencia Hoy en formato papel, pero el elevado costo de ese insumo no
permite momentáneamente la edición física.
Finalmente, también existe otra versión de la revista de divulgación científica orientada a los niños. Ciencia Hoy de los chicos apareció en el año 2015 con un diseño especial para el segmento etario. "Es un viejo sueño desde el mismo momento hace 35 años cuando salió Ciencia Hoy por primera vez. Sacar en paralelo a la edición clásica una para chicos donde los mismos científicos que estén capacitados para resumir sus temas en forma tal que un niño -vamos a definir niño entre 8 y 12 años- lo entienda. Es un público al que hay que dirigirse para que crezcan en un ambiente en donde las cosas que en aquel momento [década del 80] a los adultos les podían parecer raras para ellos fuesen naturales. Nosotros tenemos un equipo de pedagogos. Requiere mucho más trabajo porque la ciencia clásica, si bien hacemos una fuerte edición de texto, no requiere de un conocimiento especial más que un buen castellano y una buena capacidad de redacción. En cambio, la de niños requiere un conocimiento extra que es saber cómo ingresa el lenguaje en la mente de una persona que tiene entre 8 y 12 años. Y cumple una función educativa", destacó Gattone.
Por Esteban Frazzi
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